Cuando la luz decae y las primeras lluvias calan el suelo agrietado del verano, |
despierto de un largo letargo de sol abrasador y polvo. |
Desperezo mi cuerpo y extiendo finísimos hilos de araña entre las hojas muertas, |
dentro del humus y de los troncos horadados, envolviendo estrechamente las raíces. |
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Somos el verdadero espíritu del bosque. |
Nosotros cuidamos a los árboles y a veces, también, les damos muerte. |
Nosotros hacemos circular la materia para que cree nueva vida. |
No he visto nunca a los gnomos porque nosotros siempre hemos sido los gnomos para los hombres temerosos. |
En los siglos oscuros de la humanidad, las mujeres danzaban dentro de nuestros círculos |
y realizaban sórdidos aquelarres y pequeños e inútiles sacrificios. |
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No soy animal ni planta ni un ser inerte como las rocas que me rodean. |
Dicen que uno de nosotros es el mayor ser vivo del planeta. |
Yo pienso que nuestra grandeza es la infinitud de lo minúsculo, |
como una multiplicidad de insectos pueden formar una plaga |
o una inmensidad de granos de arena una duna, |
y una inmensidad de dunas un desierto. |
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Para los humanos seguimos siendo un misterio. |
Apenas nos conocen, a pesar de que le hemos dado el olvido del alcohol y el conocimiento de Dios, |
y de que compartimos casa y alimento con ellos. |
Nos van destruyendo a la vez que van descubriendo nuestra inmensa variedad. |
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Algunos de ellos nos hacen crecer y nos comen para ver luces intermitentes |
o ver chorrear las paredes de sus casas o viajar hacia su interior muchas veces vacío |
o sentirse volar con alas de cera sobre un mundo implacable. |
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Dentro de poco, después de que las borrascas barran la montaña durante semanas; |
después de que el rocío y la niebla enternezcan los secos matorrales y las hojas perennes y espinosas, |
se producirá el milagro: de mi cuerpo informe e hinchado, nacerá un fruto que a la vez es mi sexo: |
un pequeño huevo que irá creciendo hasta asomar a la superficie del bosque; |
la blanda cáscara se abrirá y de él brotará un rojo sombrero ocelado, que un blanco pie unirá a mi cuerpo. |
Pronto las moscas acudirán a él y caerán rendidas a sus pies. |
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Sobre él, la oruga que plácidamente fuma su cachimba de opio, te dirá: “Come del hongo”, |
y crecerás y encogerás y sentirás cómo tus problemas terminan, |
cómo se van haciendo cada vez más pequeños porque tú eres más grande, |
porque tus problemas se han hecho tan enormes que tú, minúscula, renuncias a enfrentarte a ellos; |
porque tú, poco a poco, te irás volviendo roja y pequeña y punteada de blanco y efímera. |