Existen alrededor de 25-30 mil especies de orquídeas en el mundo, es decir, 25-30 mil especies de plantas que pertenecen a la familia Orchidaceae. Valga la aclaración, porque muchos expertos no consienten en llamar "orquídea" a una planta que no sea del género Orchis.
Discusiones aparte, en lo que sí parecen estar todavía de acuerdo los especialistas del tema, es en considerar a esta familia como la más evolucionada de todas las flores. Esto se debe a varios factores, entre los cuales podemos mencionar su extensa variedad y complejidad floral, su relación simbiótica con los hongos para formar micorrizas y su curiosa habilidad para interactuar con sus agentes polinizadores.
Las orquídeas se encuentran bien distribuidas por todo el planeta, excepto en los extremos climáticos del globo: ni desiertos arenosos, ni círculos polares, ni en alturas superiores a los 4.500 metros sobre el nivel del mar.
Constituyen el grupo más extenso del reino vegetal, pues, además de las 25-30 mil especies (repartidas en unos 1.800 géneros), hay que incluir más de 50.000 híbridos creados por los cultivadores de esta fascinante planta, y esta cifra sigue aumentando cada año.
En la península ibérica se calcula que hay cerca de 200 especies, considerándose que están amenazadas en su hábitat natural. Esto es quizás debido al poco conocimiento sobre su existencia para algunos, ya que las orquídeas europeas no suelen tener el tamaño de sus parientes tropicales y ecuatoriales, que alcanzan dimensiones suficientes para llamar la atención con facilidad.
Este pequeño catálogo trata de describir lo más brevemente posible las especies que hemos encontrado hasta ahora en la Provincia de Jaén, por lo cual obviamente no están todas las que son. Tampoco pretende ser una guía para los lectores, pero sí una ayuda para poder identificar algunas de nuestras orquídeas en el campo, y a través de este conocimiento, evitar su destrucción, ya que como todos los seres vivos, cumplen una función determinada en la naturaleza.
Antes de detallar las más de 20 especies que hemos identificado hasta la fecha, describiremos de una forma breve y sencilla los caracteres físicos más notables que nos ayudarán a saber si estamos frente a un ejemplar mediterráneo de la familia Orchidaceae.
Para empezar, las orquídeas son plantas monocotiledóneas. Esto quiere decir sencillamente que sólo tienen un cotiledón, en vez de dos, como las dicotiledóneas. Los cotiledones son las hojas embrionarias, las primeras que se forman en la futura planta.
Una de las características más visibles de las monocotiledóneas y por supuesto, de las orquídeas, es que sus hojas, que van desde la forma oval hasta la lanceolada, pasando por sus intermedios, tienen nervaduras paralelas o casi paralelas que parten de la base (Fig. 1).
Con respecto a las flores, las de las monocotiledóneas suelen tener piezas en número de 3 o múltiplo de 3, y las orquídeas, además, tienen un labelo que las distingue. Por lo general, las orquídeas están formadas por 3 piezas externas llamadas sépalos, y tres piezas internas, que son dos pétalos y el labelo, frecuentemente de coloración más vistosa (Fig.2).
Podríamos nombrar otras características adicionales que nos ayudarían a identificar a estas plantas, como por ejemplo que nacen de unas especies de bulbos, pero no es cuestión de alentar a la gente a ir por el campo arrancando plantas para ver si efectivamente éstos se encuentran presentes, sin contar con que no suelen estar cerca de la superficie.